Adaptar libros a la gran
pantalla está de moda. No este año, ni el pasado, ni el anterior… si no más
bien de moda perpetua. Llevamos años con un colapso de novelas y grandes (y
otras no tan grandes) sagas de la literatura en nuestros cines. Si echamos la vista
atrás, rápidamente nos vienen a la mente adaptaciones como las de ‘The Lord of
the Rings’, ‘Harry Potter’, ‘The DaVinci Code’, ‘Millenium’, ‘The Hunger Games’, las más recientes
‘The fault in our stars’ o ‘If I stay’… la esperadísima calienta asientos de
‘50 shades of Grey’ e incluso las chick flicks a la española como ‘3 metros
sobre el cielo’, del autor teen por antonomasia, Federico Moccia. Algunos títulos pasarán
desapercibidos para la historia del cine (no nos engañemos, en 2030 nadie
estudiará las adaptaciones de Moccia como obras maestras); pero otros sí nos
quedarán para la posteridad como puedan ser ‘To kill a Mockingbird’ basada en
la novela homónima de Harper Lee; ‘Lolita’ de Vladimir Nabokov adaptada
brillantemente por Kubrick en el 62; o una de mis debilidades, ‘Jurassic Park’,
la novela de Michael Crichton llevada al cine por el maestro de los maestros,
Steven Spielberg.
¿Qué tienen en común todas estas novelas que más tarde o más
pronto fueron trasladadas a la gran pantalla? Aunque el género fantástico está
muy de moda, obviamente no es este el denominador común ya que estas y muchas
otras novelas corresponden a géneros muy dispares. Lo que sí caracteriza a la
mayoría de ellas son sus ventas y su clasificación como best sellers. Ya
sabemos que aquí nadie arriesga y, si no es un éxito de ventas sobre el papel,
no lo será en las pantallas. Hoy, después de toda esta introducción, vamos a
hablar de una de esas adaptaciones que también fue un éxito de ventas en su
versión escrita y que ahora está viendo su éxito reflejado en salas y sobre
todo en taquilla. Vamos a hablar de unas de esas películas que nos entretienen
y nos enganchan a la pantalla pero que, no nos engañemos, nadie recordará
dentro de un año.
La verdad, me retracto de lo
dicho. Seguramente sí recordaremos ‘The Maze Runner’ el próximo año, pero lo
haremos cuando salga su secuela, ‘The Scorch Trials’. Esta, como muchas otras
novelas, cuenta con dos secuelas ya escritas y probadas e incluso con una
cuarta a modo de precuela. Porque nos gusta ver secuelas. E iremos al cine,
casi seguro, pero no la esperaremos con tantas ganas como estamos esperando la
tercera parte de ‘The Hunger Games’. Porque, a pesar que The Maze Runner se
enmarca dentro de todas estas novelas de fantasía llevadas al cine y que la
cinta nos ubica en un futuro distópico, al igual que las novelas de Suzanne
Collins; la cinta no es para nada ‘The Hunger Games’.
Y es que ‘The Hunger Games’
nos encantó. Y yo he de confesar que vi las dos primeras hace muy poco, así
que, aunque ‘The Maze Runner’ me gustó, tenía muy en la mente a una de las
heroínas que seguramente sí pasará a la posteridad, Katniss Everdeen. Pero no
vamos a hablar ahora de distritos, sinsajos ni revoluciones. Vamos a centrarnos
en la película basada en la novela de James Daschner porque forma parte de ese
tipo de narraciones que nos proporciona eso que tanta falta nos hace a veces:
entretenimiento.
‘The Maze Runner’, tanto la
novela como la película, tratan de ser una mezcla entre ‘Lost’, ‘1984’ con
tintes psicológicos que pueden remitirnos a cintas como ‘The Game’ de David
Fincher e incluso a las primeras partes de la saga ‘Saw’. La verdad es que la
premisa de esta historia nos seduce muy rápido: Thomas despierta en un ascensor sin recordar nada más que su
nombre. Cuando se abren las puertas está rodeado por un grupo de jóvenes que lo
observan desafiantemente y lo que más tarde reconocerá como un gigantesco
laberinto.
Como en todos estos tipos de
narraciones, se juega al engaño, a esconder información que se va descubriendo
en giros más grandes o más pequeños. Sé que muchas personas lo detestan, pero a
mi me gusta que me engañen. Me gusta no tener ni idea de lo que va a pasar
después, y mira que esto es complicado en una adaptación. Pero me pasó muchas
veces, sobre todo en reacciones de personajes que no me esperaba y que
enriquecían el relato.
No vamos a desmenuzar la
película secuencia a secuencia porque creo que lo importante de cualquier film
es poder verlo por uno mismo, sin que a uno le expliquen que va pasando en cada
momento y mucho más en este tipo de narraciones.
La película se va
desinflando a medida que avanza. El arranque es muy potente, cosa que ya pasaba
en la novela; pero hacia el final se precipitan las explicaciones en una
secuencia final bastante floja. En el libro todo es más pausado y, como suele
pasar en muchas adaptaciones; la obra germinal es siempre muy superior a la
versión cinematográfica. No obstante, el problema principal fue Thomas. El resto del reparto me encantó (especialmente
Gally), pero quizás sentí que Thomas, por su carácter protagónico; le faltó un
poco de carisma. Hubo muchos momentos, sobre todo después de la llegada de
Theresa, que me costaba empatizar con él. Quizás el problema de Thomas como
héroe es que Dylan O’Brien no es Jennifer Lawrence. Katniss Everdeen es una
gran heroína a la que podemos aguantar durante mucho tiempo por el modo en que
está construído su personaje pero, también, gracias a la gran actriz que es
Lawrence. Pero no se durante cuántas películas podremos a aguantar a O’Brien…
Este post no pretendía ser
una oda a ‘The Hunger Games’ ni al personaje de Lawrence, aunque poniéndome a
releer así lo parezca. Estas líneas, y que no se confunda nadie, quieren
llevarte al cine para que veas ‘The Maze Runner’, para que la disfrutes en
pantalla grande sin olvidarte que no va a ser la película de tu vida, pero
cumplirá lo que creo que es una de las funciones más importantes del cine: entretener.
Aquí dejo el tráiler para antojar: https://www.youtube.com/watch?v=LSc2oih0y5g
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