22 de septiembre de 2004. El vuelo Oceanic 815 que transportaba 324 pasajeros en la ruta Sydney – Los Ángeles, se desvió de su curso original y desapareció en el Océano Pacífico. 22 de septiembre de 2004. Juliet Burke se prepara para ser la anfitriona del club del libro y hornea unos deliciosos muffins. Downtown de Petula Clark suena en la casa. El reloj del horno se detiene y Juliet se apresura en sacar los muffins con tan mala suerte que acaba quemándose. No es un buen día para ella. Y todavía no ha visto nada. Su nueva vida está a punto de comenzar. Sufrirá. Sufrirá mucho. Pero ese avión que está a punto de explotar en su cielo le traerá a LaFleur, James, Jim, Sawyer… ese timador del que todos y todas una vez se enamoraron. Él, el de los mil apodos, va en ese avión, junto a muchos otros pasajeros. Ese estafador que con sus mil mentiras logrará llegar a su verdad, sacará de Juliet ese ‘Kiss me, James’ al lado de una máquina de chocolatinas y hará llorar a medio planeta cuando diga ‘You got it blondie’. Juliet no tiene ni idea de lo que le espera con la llegada de ese avión. Tampoco ninguno de los 72 supervivientes (incuído Vincent). Pero alguien los habrá traído a esa isla. Y ese alguien tiene grandes motivos. Así que Juliet, supervivientes del Oceanic 815; tranquilos, todo pasa por una razón, y más en este pedazo de tierra.
22 de septiembre de 2014. Parece que fue ayer, ¿verdad? 10 años han pasado ya. Se dice rápido, pero pasan aún más rápido. Miramos atrás en el tiempo y vemos que hemos hecho muchas cosas que queríamos hacer, otras que nunca esperamos… pero muchas las dejamos de lado sin saber por qué ni en qué momento. Eso mismo le pasó al primer blog de La Pantalla Mágica. Nació y creció con fuerza pero se extinguió en 2010. Nació con el final de Lost, porque creí que era un buen momento, que tenía algo que decir al respecto… Y lo retomo hoy. Porque en el fondo soy una sentimental y aunque diga lo contrario, sí me importan las fechas. Y hoy celebramos esa gran efeméride que no podía dejar pasar. Hoy que han pasado 10 años del ‘fatídico’ accidente del Oceanic 815. ‘Fatídico’ entre comillas porque nunca un accidente aéreo había sido tan satisfactorio. Nunca habíamos deseado tanto que se repitiese ese accidente en el Ajira 316 porque todos sabíamos que teníamos que volver. Todos rogábamos a Kate y le tratábamos de explicar que teníamos que volver a accidentarnos juntos. ‘We have to go back, Kate’, le decíamos. Por eso es hoy que vuelvo a las andadas. Hoy, desde un prisma más adulto (quisiera decir maduro, pero me parece osado valorarse uno mismo la madurez), vuelvo a opinar, desopinar, hablar, contar, mirar… vuelvo a contar lo que pasa por mi pantalla mágica.
Lost. Ojito derecho de muchos. Blanco de críticas de muchos otros (si no, que se lo digan al pobre Damon Lindelof que hasta ahora está logrando desquitarse de las críticas por ese The End gracias a The Leftovers). Pero Lost, esa gran Lost. Una de las mejores series que ha pasado por nuestras pantallas. Le pese a quien le pese. No puedo ser objetiva. Este es el primer post, mi comeback, y no voy a escatimar en elogios. Así que si odiaste el final, si no te gustó la serie, si sigues pensando que todos estaban muertos… creo que mejor será que no sigas leyendo. Esto no es un aviso de spoilers, eso un aviso para los antilostianos. Hoy estamos de celebración. Hoy se cumplen 10 años desde que Jack abrió el ojo en la jungla. Y yo voy a celebrar como la que más.
No puedo negar que me costó 3 veces ver el piloto. Oh, my God (voz de Janice de Friends, al menos con esta mención me desquito por no hablar del 20 aniversario del piloto de la mejorsitcom que hasta ahora he visto). Sí, lo sé, qué despropósito. Pero también confesaré que después de visto, devoré las primeras dos temporadas en una semana. Y viví la espera de la 3ª como quién espera la lluvia después de una larga sequía (sí, que poética y exagerada también). Y señoras y señores… no hará falta que les diga como me quedé después de ese ‘not Penny’s boat’ y el gran ‘we have to go back’. Temblando, llorando, arrancándome la piel a tiras por tener que esperar tantos meses para volver a ver ese 4×01. Ese ‘The beginning of the end’, quizás para mi la season premiere más floja, pero aún así grandiosa. Y así, sucesivamente y capítulo tras capítulo, hasta llegar al para mi gran final pasando por memorables capítulos con más memorables momentos (The constant ‘I love u Penny‘, los saltos en el tiempo [sí, los amé], el fatídico reencuentro de Jin y Sun, ab eterno, la explosión de Jughead y ‘I got you blondie‘, el grandioso inicio de ‘The incident’ con Jacob y anti Jacob, etc, etc, etc). Del final no voy a hablar porque ya lo hice en su día y seguramente más adelante lo volveré a hacer. Porque siempre está bien ganarse algún que otro enemigo… Pero hoy no. Hoy no es día para lanzarme voluntariamente a la hoguera. Porque sí, aunque ya avisé a los detractores del final, sé que algunos se quedaron leyendo. Y no, no quisiera empezar esta segunda etapa con un debate de algo que ya pasó. Whatever happened, happened…
‘It all happened because you left, Jack‘, dijo un grandioso Benjamin Linus (creo que el malo malísimo merecerá algún día un post especial) a Jack Shepard junto al ataúd de John Locke a.k.a. Jeremy Bentham. Muchas cosas pasaron porque todos ellos se fueron. Pero no de la isla, si no de nuestras pantallas. Porque ellos se fueron ABC nunca pudo volver a ser lo que fue con Lost. Su gran cosecha del 2004 (la más selecta y exquisita) llegó primero a su fin con los losties, pero le siguieron su más codiciado tesoro para el público femenino, Desperate Housewifes, su notable Brothers & Sisters… y los precipitados finales de sus grandes apuestas para sustituir a la consentida Lost, Flashforward y el remake de V (a pesar de contar con las grandiosas Sonia Walger y Elisabeth Mitchell respectivamente) ABC se quedó sin su gallina de los huevos de oro pero sigue viviendo de Shondalandia y sus doctores en el ahora Grey Sloan Memorial Hospital y el séquito de abogados de sus nuevas series. A ver, a ver… ¿qué más pasó por que ellos se fueron? El todopoderoso J.J. Abrams no igualó nunca el éxito televisivo que alcanzó con Jack y compañía (al menos sí lo logró en el cine), y el pobre Damon Lindelof todavía sufre las críticas por el final. Pobres anti-the end, ya es hora de superarlo y darle una oportunidad a Lindelof… se la está ganando a pecho con The Leftovers.
Pero muchas otras cosas buenas pasaron gracias a que ellos se fueron. No exactamente por que se fueron, si no a que supieron salir a su debido tiempo y dejarnos con un exquisito sabor de boca. Por ejemplo, gracias a ellos tenemos frases míticas que casi podrían pasar a formar parte del refranero popular. ¿Quién no se ha despedido alguna vez con el ‘see you in another life, brotha’? Por ‘culpa’ de ellos todos nos volvimos expertos en mitología y rastreábamos cada símbolo extraño que veíamos en pantalla. Gracias a ellos descubrimos que una serie no acaba cuando terminan los 50 minutos. Que podemos seguir hablando de un capítulo horas y horas después e irnos a dormir y seguir soñando con Michael disparando una y otra vez a Ana Lucía (a todos nos alegró, no lo neguemos. Jamás le perdonaríamos lo que le hizo a la pobre Shannon). Que internet puede darnos vida en esos espacios eternos entre temporadas. Que una serie puede traspasar la pantalla. Que si queremos saber más, siempre tendremos un webisodio que ver o una web de Oceanic a la que entrar a curiosear e imaginar que reservamos un pasaje y rezamos para que Locke se nos siente al lado. Lost fue una pionera en la narrativa transmedia y trascendió lo que muchas otras series no habían logrado. Y gracias a ella, muchas otras series actuales se beneficiaron y lograron la repercusión que tienen hoy en día como puedan ser Game of Thrones, Breaking Bad o hasta la mismísima The Big Bang Theory. Si ahora llevamos camisetas de Heisenberg, es porque mucho antes todos llevamos la de Dharma Iniciative.
En fin, para acabar este primer y desordenado post (prometo más y mejor contenido a partir del próximo), podría dar las gracias a Lost, pero me parece pedante y trillado. Aunque sí, ya lo he dicho y no puedo echarme atrás. Así que gracias… gracias por incitarme a hablar en la primera Pantalla Mágica y gracias por volverme a incitar en esta nueva.
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